Desde pequeño me atrajo todo el mundo de las letras. Recuerdo pasar los veranos con una libreta intentando hacer rimar cualquier palabra y dibujando monstruos que me imaginaba al mirar las humedades en medio de una casa antigua en Pancrudo, Teruel; aunque luego jamás lo mostraba a nadie. Mortadelo y Filemón eran siempre mis más fieles compañeros.

Las clases de lengua cambiaban de color cuando nos pedían un relato o un cuento; puede que fuese mi momento preferido. En una de esas, en la asignatura de valenciano, mi profesor nos habló de un concurso a nivel autonómico, le presenté mi relato y conseguí quedar segundo, además de ganar otros concursos escolares. A partir de ahí elegí asignaturas optativas de letras siempre, como redacción periodística. Y me lo pasaba de maravilla.

Pero tocaba elegir y, claro, nos enseñan que tenemos que buscar la mejor «salida», como si nuestra vida académica fuese una rotonda; así que abandoné mi pasión por la letras.

Aunque en un ser con tendencia a la bibliofilia como yo, las letras no iban a desaparecer tan fácilmente. En 2010 cree un blog al que llamé Locureando voy, dónde mi máxima era escribir y escribir, sin pensar, sin orden ni coherencia, tan solo soltar todo lo que llevaba dentro. Me sació, pero me dio más hambre.

En 2018 le di una vuelta a la idea, intenté darle algo más de orden, le cambié el nombre a Qrioseando voy y me puse a investigar sobre lo que quería escribir, sobre historias y personas que me interesaban.

Con 30 años descubrí los cómics. Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, pero ahora solo tengo ganas de leerme todos los cómics habidos y por haber. Mi economía marca ese ritmo. Casi a la vez descubrí el rol en vivo, y eso ha cambiado mi forma de escribir e incluso de leer.

A raíz del confinamiento decidí que me sentía desconectado de mi yo pasado como escritor, y que quería seguir evolucionando. Y aquí estamos, con mi web (esta) dónde poder mostrar lo que hago y disfruto, y con No matamos al gato, un blog compartido con la gente que disfruta haciendo lo mismo que yo.

En 2020 quedé finalista del V Concurso Internacional de Poesía «Versos desde el corazón».

Y aquí estoy, dispuesto a compartir con quién decida leerme todas esas historias que se van montando dentro de mi cabeza, así como mis aventuras y desventuras en este difícil mundillo.

Mi pareja dice que soy un dramático. ¿En serio vas a perderte la posibilidad de saber si es verdad?

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